"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
Vivir, pensar, amar.

Parte 5 del prólogo de LA EDUCACIÓN CUÁNTICA

Así, las personas han perdido de vista que el verdadero sentido de la vida está en el amor que profesamos a nuestra familia, amigos, sociedad o comunidad, todo ellos amenazados por la fiebre del dinero. Todo vale con hacer dinero, destruir este finito planeta, comerciar con los recursos naturales, causar guerras por motivos económicos, hasta llegar a la más ignominia moralidad. La noosfera no solo está destruyendo la biosfera, sino a ella misma, un contra sentido holístico de la naturaleza. De ahí las causas de la presente crisis civilizatoria como jamás habido en la historia occidental y el presumible fin de una era (Jalife-Rahme, 2008).

La humanidad se halla ante un paradigmático cambio de pensamiento, solo comparable al cogito cartesiano. Descartes rescato la razón de las garras de la fe. Ahora se trata de rescatar la razón del ego plutocrático, un enfermo depredador de la biosfera y la noosfera. Más que nunca son tiempos de volver a decir aquello de que “pienso, luego existo” , un contra sentido ontológico para todas las personas que sufren la depredación por los poderes fácticos que controlan el planeta. La esclavitud económica es el signo de identidad del sistema capitalista, tantas veces muerto y luego resucitado.

Desde que Kant diferenció mediante sus Tres críticas a la ciencia, la profundidad intelectual y la moralidad, se han producidos los temores que manifestó en su ensayo ¿Qué es la ilustración? (Kant, 2007), unos temores que no ha resuelto ni la postmodernidad ni la actual plutocracia. Esa diferenciación kantiana del mundo material, mental y espiritual ha desembocado en la actual enfermedad social, intelectual y moral, respectivamente, Dios libre de culpa al inconmensurable Kant. Es una enfermedad muy grave, pues requiere reconstruir pensativamente nuestro mundo, ya que no solo lo estamos destruyendo, sino que nos estamos destruyendo a nosotros mismos. Es una enfermedad terminal que necesita de un milagro pues el cáncer se está extendiendo de la biosfera a la noosfera; una enfermedad que afecta a nuestro modo de vivir, pensar y amar, actualmente en manos de los poderes fácticos que, a su vez, hacen acopio del saber científico para eternizar el eufemístico pensamiento único neoliberal. Así es como se ha llegado a La sociedad de la ignorancia (Mayos et al., 2011) .

Consecuentemente, por el bien de nuestra propia libertad a decidir nuestro modo de vivir, pensar y amar, no se puede consentir el incumplimiento descarado de los Derechos Humanos (Pau, 2011), porque la miseria humana afecta ya a la totalidad de la humanidad. En tiempos de los imperialismos históricos, había mucho mundo todavía por explotar. Pero el imperialismo económico ha llegado al límite permitido, pues roza con la enfermedad más grave de todos los tiempos: un ego fragmentado y disociado de la colectividad, que está herido de muerte y no puede sobrevivir sino con la contemplación de una unión con el “nosotros” kantiano . Es la propia noosfera que, en una putrefacta disociación entre la razón y el espíritu, aboga por una aniquilación de la actual civilización. Y ello, la naturaleza no lo va consentir, pues al decir del filósofo griego Aristóteles: “La naturaleza nunca hace nada sin motivo” (1).


BIBLIOGRAFÍA

Jalife-Rahme, Alfredo. El fin de una era: turbulencias en la globalización. México: Libros del Zorzal, 2008.

Kant, Inmanuel. ¿Qué es la ilustración? Madrid: Alianza, 2007.

Mayos, Gonçal et al. La sociedad de la ignorancia. Barcelona: Península, 2011.

Pau, E.d. Alerta 2011.Informe sobre conflictos, derechos humanos y construcción de paz. Barcelona: Icaria, 2011.


NOTA:

(1) A finales de la década de 1990, la escritora estadounidense de ciencias naturales Janine Benyus acuñó el término “biomímica” para referirse a las innovaciones inspiradas en la flora y la fauna. Los orígenes modernos de la Biomímica, también conocida como Biomimética o Biónica, suelen atribuirse al ingeniero Richard Buckminster Fuller, aunque previamente también se han dado casos de desarrolladores que intuitivamente se basaron en la naturaleza para alcanzar algún hallazgo. La biomímica postula que, con 3.800 millones de años de evolución de la vida en la Tierra, la naturaleza ya ha encontrado soluciones para muchos de los desafíos a los que nos enfrentamos los seres humanos en la actualidad. Ejemplos de dichas soluciones halladas por los hombres emulando la naturaleza son:

-la Torre Eiffel que imita al fémur humano;

-los puentes en suspensión que se inspiraron en los tendones;

-el velcro como consecuencia de la fascinación del ingeniero suizo George de Mestral con los pequeños cardos de puntas ganchudas de las bardanas que se habían enganchado en su perro y en su ropa después de un paseo;

-el plástico antirreflectante: los ojos de las polillas no reflejan la luz gracias a unas diminutas protuberancias, y por ello pasan más desapercibidas para los depredadores;

-la tela inteligente: imitando las escamas de las piñas, que se abren y cierran en función del calor o del frío;

-el tren bala: los ingenieros rediseñaron la nariz del tren bala inspirándose del pico del Martín pescador, y así redujeron el ruido y el consumo de energía eléctrica;

-la superficie de las lanchas: una nueva cubierta exterior imita a la piel de tiburón en las lanchas, con pequeños rectángulos y púas, para así impedir que se adhieran algas y percebes;

-el ahorro energético: las mariposas Morpho se distinguen por sus alas de color azul iridiscente. El tono tornasolado es una ilusión óptica llamada “color estructural”, una interferencia entre haces de luz a causa de la cual solamente se reflejan algunos colores. El estudio de esta propiedad ha derivado en aplicaciones para monitores de ordenador, agendas electrónicas, teléfonos inteligentes y vestimenta hecha con fibras de poliéster y nailon que “reflejan” toda la gama del arco iris sin necesidad de colorantes;

-las alas transformables, basándose en ciertas especies de aves que utilizan este sistema para realizar vuelos más eficientes;

-el superpegamento: a partir de la clonación de cinco proteínas de mejillón para desarrollar un adhesivo natural resistente al agua.

Como se puede apreciar, la naturaleza es sabia y nos lleva ventaja en la búsqueda de soluciones. Como aseverara Aristóteles: “Dios y la naturaleza no hacen nada inútilmente”.