"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
La sociedad desescolarizada

Este artículo es una reproducción de la nota 21 de la obra LA EDUCACIÓN CUÁNTICA (4ª ed.).

Ivan Illich (2011), filósofo y educador austríaco, nos dejó en 1971 su obra La sociedad desescolarizada, una crítica a la educación tal y como se lleva a cabo en las economías modernas, pues considera que la educación tal y como se vive en ellas, se reduce al consumismo, forzando a los aprendices a cursar un currículo obligatorio. Además, analiza el llamado currículo oculto: estas escuelas cumplen con los requisitos económicos de disciplina y jerarquía, perpetuando la sociedad de clases.

Illich es conocido por sus críticas al desarrollo económico moderno, que describe como un proceso por el que las personas antes autosuficientes han sido desposeídas de sus capacidades tradicionales y se les obliga a depender de los doctores para su salud, de profesores para su escolarización, de la televisión para su diversión y de los patronos para su subsistencia. Illich sostiene que la misma idea de escolarización obligatoria, ahora aceptada en todo el mundo, debería ponerse en cuestión. Según él, las escuelas se han desarrollado para hacerse cargo de cuatro tareas básicas: ser lugares de custodia, distribuir a las personas en funciones ocupacionales, enseñar los valores dominantes y facilitar la adquisición de capacidades y conocimientos socialmente aprobados. Así, el colegio se ha convertido en una organización de custodia porque asistir a ella es obligatoria y se mantiene a los niños “fuera de la calle” desde la primera infancia hasta su incorporación al trabajo.

En las escuelas se aprenden muchas cosas que no tienen nada que ver con el contenido formal de las lecciones. Las escuelas, por la naturaleza de la disciplina y la estricta reglamentación que implica, tienden a inculcar lo que Illich denomina consumo pasivo, que es una aceptación acrítica del orden social existente. Estas lecciones no se enseñan de forma consciente; están implícitas en los procedimientos y en la organización de la escuela. Dicho plan de estudios oculto enseña a los niños que su papel en la vida es “saber cuál es su sitio y mantenerse quietos en él”.

Es por ello que, Illich, defiende la desescolarización de la sociedad, pues señala que la escolarización obligatoria es un invento relativamente reciente y que no existe ninguna razón por la que deba aceptarse como algo inevitable. En dicho sentido, La educación cuántica aquí postulada reivindica dicha desescolarización mediante las “escuelas activas” (1) .


NOTA:

(1) Es oportuno e importante hacer una diferenciación pedagógica entre las escuelas tradicionales y las escuelas activas. Mientras que en la escuela tradicional prima el aprendizaje memorístico, en la escuela activa se imparte un aprendizaje comprensivo, crítico y multidisciplinar. En la primera, la relación entre maestro y alumno es de autoridad y pasiva recepción de conocimientos, respectivamente. Sin embargo, en la escuela activa, se plantea el aprendizaje a partir de las necesidades e intereses del alumno, siendo el maestro un acompañante participativo en la construcción del conocimiento. En la escuela tradicional se hacen exámenes. Sin embargo, en las escuelas activas, se evalúa el progreso del alumno de manera global, no por área y materias, sino por medio de acuerdo de las normas entre todos, es decir, consenso frente a la actitud represiva de la escuela tradicional.

BIBLIOGRAFÍA:

Illich, Iván. La sociedad desescolarizada. Argentina: Ediciones Godot, 2011.