"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
¿Ha votado a Rajoy? Entone el

Artículo escrito el 2 de agosto de 2012.

El Reino de España se desangra con las reformas estructurales del gobierno de Rajoy. En mis círculos personales pero también en los medios de comunicación y redes sociales son muy pocas las personas que declaran haberse equivocado al votar a Rajoy. El jueves, día 12 de julio, en el espacio abierto a la intervención de los oyentes del programa matinal de Radio Nacional de España dirigido por el ahora destituido Juan Ramón Lucas, un señor reconoció abiertamente su arrepentimiento por haber votado a Rajoy. No conozco muchos arranques de sinceridad como éste. Funcionarios, pensionistas, trabajadores, parados, Sanidad, Educación, nadie se libra de los recortes estructurales efectuados por el gobierno de Rajoy. Sin embargo no veo a nadie entonando el ‘mea culpa’ de haber aupado a Rajoy a la Moncloa. Todos se sienten engañados por los silencios y mentiras de Rajoy en campaña electoral, pero nadie reconoce públicamente el error de haberle votado. Hay una manifiesta negación en la naturaleza humana a reconocer los errores propios. Nadie quiere ser tachado de ignorante en materia política. Esta cuestión requiere un análisis más detenido.

El 20 de noviembre de 2011, el Partido Popular se proclamó vencedor en las elecciones generales con mayoría absoluta. “Llego con la ilusión de poder cambiar las cosas, devolver a los españoles la confianza, su puesto de trabajo y la prosperidad”, proclamó Rajoy en el mitin de cierre de campaña celebrado en el Palacio de Deportes de Madrid. Y vaya si han cambiado las cosas, sobre todo, como dijo Karlos Arguiñano en su ya famoso vídeo, porque si hubiera dicho lo que iba hacer nadie le hubiera votado. Pero vayamos por partes.

Mariano Rajoy, como político de derechas al servicio de las políticas neoliberales, sabía muy bien que no podía decir todo lo que se nos venía encima. Su obligación como político era ganar las elecciones, aunque fuera a costa de muchas mentiras y de tratar a los ciudadanos como idiotas. No, la culpa no es suya, sino de los ciudadanos que lo han aupado al poder. Analicemos este proceso con más detalle.

En las elecciones generales, la participación fue del setenta y uno por ciento y la abstención, del veintiocho por ciento. ¿Pertenece usted a este porcentaje que se abstuvo de votar? ¿Pensaba que la política carece de interés y ahora ve cómo cada decisión de Rajoy afecta a su trabajo, salud y expectativas vitales? Pues no se queje y reconozca que, desde su apatía por el interés político, es corresponsable de la que nos está cayendo encima. Si bien es cierto que la Ley D’Hondt es injusta y que la clase política se ha ganado a pulso su desprestigio, es el único sistema que tenemos legalmente establecido (salvo que se inicie una verdadera revolución democrática, como la propugnada por el 15-M). Por tanto, no culpe a Rajoy de sus males, sino a sí mismo por no haber contribuido con su voto a otra alternativa política. Si no ha ido a votar, entone el ‘mea culpa’.

Analicemos ahora al setenta y uno por ciento de los que sí fueron a votar. El Partido Popular logró la mayoría absoluta con el cuarenta y cuatro por ciento del escrutinio, ganando 552.963 votos respecto de la anteriores elecciones generales, del 2008. El Partido Socialista, con el veintiocho por ciento del escrutinio, tuvo el mayor descalabro electoral de su historia, perdiendo 4.315.455 votos respecto a 2008. El desencanto de las bases socialistas por las políticas realizadas por Zapatero según el dictamen de las imposiciones neoliberales desde Europa sentenció electoralmente al Partido Socialista. Si dispusiéramos de una justa ley electoral en la que a cada escaño le correspondiera el mismo número de votos, al cuarenta y cuatro por ciento del Partido Popular le hubiera correspondido ciento cincuenta y seis escaños y, consecuentemente, lejos de la mayoría absoluta. Pero esto ya no tiene vuelta atrás. Me interesa particularmente entrar a deliberar con aquellas personas que han creído que, votando a Rajoy, verían despejado el horizonte político después de los desaguisados de Zapatero. Después de siete meses del gobierno Rajoy, muchos de sus votantes sienten en su fuero interno que son rehenes del voto de confianza dado. Dios me libre de juzgar a cada cual, pues el voto es libre. Sin embargo, un poco de reflexión no vendría mal.

¿Es usted funcionario o empleado público y pensaba que su puesto e ingresos eran para toda la vida? Craso error. Los recortes de Rajoy a los funcionarios demuestran todo lo contrario. Además, hay una estimación de trescientos mil empleados públicos que serán despedidos por el gobierno de Rajoy. Lo público no tiene ningún interés para las políticas neoliberales. Si ha votado a Rajoy, entone el ‘mea culpa’.

¿Es usted trabajador y pensaba que hay que votar a la derecha porque si a las empresas les van bien, saldrían beneficiados los trabajadores? Craso error. La reforma laboral de Rajoy ha mermado los derechos adquiridos durante décadas por la clase trabajadora. Al gran capital solamente le interesa la acumulación de beneficios y reducir los costes laborales. Si ha votado a Rajoy, entone el ‘mea culpa. ¿Es usted pensionista y pensaba que era intocable? Craso error. El sistema capitalista no tiene compasión: pagará por sus medicamentos a la vez que verá reducida su pensión. Si ha votado a Rajoy, entone el ‘mea culpa’.

¿Era usted parado y pensaba que los poseedores de la riqueza son los generadores de puestos de trabajo? Craso error. Los ricos saquean al pueblo para llevar sus botines a los paraísos fiscales. Si ha votado a Rajoy, entone el ‘mea culpa’. ¿Es usted empresario y consideraba que, por el simple hecho de serlo, tiene que votar a la derecha? Craso error, una falacia cultural más. Los políticos bailan al compás de los “mercados”. Y estos “mercados”, en realidad, son las grandes empresas transnacionales y los grandes bancos. A la oligarquía financiera le importa un bledo el tejido empresarial (el que realmente crea riqueza y puestos de trabajo). Si ha votado a Rajoy, entone el ‘mea culpa’.

¿Es usted votante tradicional de izquierdas y ha apostado por el cambio de Rajoy? Craso error. Requiere un curso acelerado de economía y política. La crisis es una buena oportunidad para aprender de los propios errores. Si ha votado a Rajoy, entone el ‘mea culpa’. ¿Es usted votante convencido de la derecha? Entonces no se queje si se siente perjudicado por las políticas del Partido Popular. Si ha votado a Rajoy, entone el ‘mea culpa’.