"La conciencia, esa gran desconocida y, paradójicamente, tan presente en nosotros como ausente en el mundo"
(Amador Martos)
Algo grande se está cociendo

Artículo escrito el 23 de enero de 2013.

Y no me refiero al “Bárcenasgate” que está hundiendo al Partido Popular, tampoco a los casos de corrupción Pujol y Pallerols que afectan a Convergència i Unió. Son simples peleas menores dentro de la batalla global. Mientras que en España contemplamos a cámara lenta la desintegración del Estado como un peón más en el gran tablero de ajedrez mundial, los verdaderos estrategas mueven sus piezas en un alarde de maestría para ganar la partida final. ¿Quiénes son esos estrategas? ¿Qué se está cociendo a escala mundial? Saber quién y cómo están manejando los hilos en el panorama financiero y político a escala global es un trabajo ciertamente complicado pero no imposible de detectar, pues son varios los indicios. Y tal es el objetivo de este artículo.

Es obvio que no vivimos en democracia sino en una plutocracia, como vengo denunciado en diversos artículos. Es una clase internacional desvinculada del resto de la sociedad y compuesta por las altas finanzas la que está moviendo las piezas del puzle mundial. Precisamente algunas facciones de la élite plutocrática están moviendo ficha, pues no es mera casualidad que emerjan ciertos acontecimientos en un corto periodo de tiempo, todos ellos relacionados con las altas finanzas: el banco suizo UBS pagará una sanción de más de 1.170 millones de euros a los reguladores financieros de Estados Unidos, Reino Unido y Suiza por manipular el tipo de interés interbancario Libor; el Deutsche Bank está bajo sospecha por evasión fiscal grave y blanqueo de dinero; el JP Morgan está siendo investigado por el Tesoro de los Estados Unidos por blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico; el Vaticano también está bajo sospecha de blanqueo de capital. ¡Qué sorprendentes movimientos en Suiza, Alemania, el Vaticano y en los EE.UU.! Además, EE.UU., al borde del llamado “abismo fiscal”, podría acuñar una moneda de platino por un billón de dólares que permita al Gobierno conseguir un aumento del techo de endeudamiento con tal de evitar la crisis de deuda. Conviene analizar detenidamente esta última noticia.

Es importante señalar que la capacidad de emitir dinero corresponde a la Reserva Federal, curiosamente, para desconocimiento de muchos, una entidad en manos de los más importantes bancos privados y que imprime dinero para salvar a sus dueños. Con una triquiñuela amparada en un vacío legal, el Tesoro de los EE.UU. entregaría esa moneda por valor de un billón de dólares a cambio de billetes recién impresos, ¡y sin pagar intereses a la Reserva Federal! Pero la Reserva Federal, a su vez, se sacó otra triquiñuela para negar a dicha moneda un valor de curso legal. Así, impediría la generación del préstamo que tanto necesita el Gobierno de los EE.UU. ante el inminente “abismo fiscal”. Ambos órdagos dejan en evidencia lo que verdaderamente está en juego en la partida: la atribución de crear dinero sin intereses por parte del Tesoro, unos intereses que son un descomunal negocio de los grandes bancos privados al frente de la Reserva Federal. Habrá que estar atentos a las próximas jugadas, pues, según el secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, EE.UU. agotará su límite de endeudamiento entre mediados de febrero y principios de marzo. ¿Está EE.UU. a un mes para el colapso económico? También es importante saber cómo se ha llegado a dicha situación.

La ruptura del patrón oro y la imposición del dólar como moneda mundial después de la Segunda Guerra Mundial, sumada a la desregulación y la presión de las oligarquías financieras, ha desembocado en la crisis actual, sustentada en la creación de dinero falso. La ruptura del patrón oro como base real del dinero confirió a los EE.UU. un inmenso poder, al colocar el dólar como moneda de reserva más importante en el mundo, imponiendo su imperialismo económico por encima de las decisiones democráticas tomadas en los demás países. Así es como el sistema monetario internacional se ha basado en la exclusividad del dólar como moneda de reserva internacional, permitiendo el endeudamiento sin límite de los EE.UU. durante varias décadas, hasta llegar al actual “abismo fiscal” citado anteriormente como nudo gordiano a desenredar. Ahora bien, China —el mayor acreedor de EE.UU.— ya advirtió a Washington de su responsabilidad ante la nueva situación crediticia e hizo llamados para establecer una nueva y más estable moneda global de reserva. ¡Aquí se está librando la verdadera estrategia a escala global! Si tenemos en cuenta que circulan ingentes cantidades de “dinero basura”, lo cual incrementa la acumulación de capital basado en activos que ya no valen lo que sus propietarios dicen que valen, ¡tenemos el escenario global de la partida que se está jugando!

Con ello, entramos de lleno en la causa de la actual crisis: es fruto de la creación de dinero falso, más conocido como dinero fiduciario, que se basa en la fe o confianza de la comunidad, es decir, que no se respalda con metales preciosos sino por una promesa de pago por parte de la entidad emisora. Tenemos así, servida en bandeja, la cuestión de fondo que planea sobre el sistema financiero y el comportamiento hegemónico de la banca: la creación de dinero de la nada, un tema jamás abordado en los manuales de economía y que la presente crisis deja al descubierto, es decir, el poder de la banca privada como principal culpable del fraude cometido a la humanidad. Un problema, no sólo imputable a la Reserva Federal americana sino también al Banco Central Europeo, del que emanan las órdenes soberanas sobre los designios de los ciudadanos europeos. Un informe de Bernes y Kumhof determina que el noventa y cinco por ciento del dinero real de la economía ha sido creado por la banca privada, un método abusivo más conocido como “creación de deuda” sin respaldo por los depósitos de la gente. Así, la cuestión en litigio, como proponen Bernes y Kumhof, es acabar con la banca privada y devolver al Estado el rol de la creación de dinero que no produciría intereses, lo cual acabaría con los privilegios de la élite plutocrática. Pero lo que nadie va a reconocer públicamente es que la creación de dinero ha sido una farsa en detrimento de las personas y los pueblos. La cuestión final estriba en saber si Obama se atreverá acuñar dicha moneda de un billón de dólares, pues implicaría reconocer que el sistema financiero se ha sustentado en la usura de creación ficticia de deuda. En definitiva, el sistema financiero que apuntala al capitalismo se cae a pedazos. Y lo que subyace en esa telaraña de intereses es el cambio del sistema monetario. Un cambio que puede liberar a la humanidad de la oligarquía plutocrática. ¿De qué depende ese cambio del sistema monetario? Ni más ni menos que de las guerras internas por la posesión del oro como patrón de cambio, una idea nada descabellada, contemplada también por el prestigioso columnista Evans Pritchard del Daily Telegraph.

A partir del análisis anterior, se comprende mejor el descomunal interés de acopiar oro por los grandes fondos de inversión, países y bancos centrales. ¡Qué curioso que Alemania, Austria y Holanda, entre otros países, hayan preguntado por sus lingotes de oro guardados en el Banco de Inglaterra! (las malas lenguas dicen que hay oro falsificado con tungsteno). Es el dinero ficticio (dinero-deuda) el que nos tiene esclavizados, y va a ser el dinero real, basado en el oro y la plata, el que puede cambiar nuestras vidas. Es evidente que existe una convulsión en los clanes que detentan el poder para instaurar un nuevo sistema monetario, lo cual puede acabar por fin con la usura y la pobreza. Y el oro juega un papel fundamental, pues el dinero-deuda como estafa a la humanidad es demasiado evidente hasta para los más ignorantes en dicha materia. No es de extrañar que el banco central alemán, emulando a la Venezuela de Hugo Chávez, haya decidido repatriar todas sus reservas de oro evaluadas en dos mil trescientas toneladas, ubicadas en París, Londres y Nueva York. Solo las reservas de EE.UU. pesan más que las de Alemania. Pero Alemania no es el único estratega en la partida. China está convirtiendo sus activos denominados en dólares en bienes físicos. En apenas un mes, los chinos han importado y almacenado más oro que todo el disponible en el Banco Central Europeo, siendo una incógnita si han desbancado del segundo lugar a Alemania. Otro dato no menos preocupante, señalado por expertos agrícolas de las Naciones Unidas, es que China importó 2,6 millones de toneladas de arroz en 2012, cuatro veces más de las quinientas setenta y cinco mil toneladas del 2011. También están almacenando hierro más allá del exceso de ‘stock’ para sus necesidades. ¿Por qué tantos movimientos en torno al oro, la alimentación y los materiales industriales? ¿Tal vez los chinos hayan determinado que es solo cuestión de tiempo que colapsen los sistemas financieros, económicos y monetarios de Occidente, como anticipé en mi artículo El colapso financiero: una bomba de relojería? ¿Sugiere todo ello que hay personas, gobiernos o clanes oligarcas que disponen de un conocimiento previo de un acontecimiento inminente?

Como en una película digna de la mejor trama conspiranoica, en el tablero mundial aparecen nombres como los de Bush padre e hijo, Rumsfeld, Cheney, Rockefeller, Rothschild, Tony Blair, la Reserva Federal, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, el Banco de Pagos Internacionales (BIS en inglés: es el banco central de bancos centrales con sede en Basilea, Suiza). También aparece el Goldman Sachs, que ha tomado el poder nada menos que en Grecia, Italia, el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra (y España, a través del ministro de Economía, De Guindos). Por no hablar del señor Van Rompuy en la Unión Europea, un hombre totalmente desconocido en la política pero perteneciente a la alta aristocracia. Pero no se trata de teorías conspiranoicas, sino de una triste realidad que supera a cualquier ficción imaginable: en la partida de ajedrez, el peón es siempre el primero en caer, y no le quepa duda a los lectores que España está siendo sacrificada para servir a los intereses de los verdaderos estrategas plutócratas.

En definitiva, estamos asistiendo a una guerra estratégica desatada entre las familias más ricas del planeta (Rotshchild y Rockefeller, entre otras), en los clubs más selectos reservados a una minoría, como el Club Bilderberg y la Comisión Trilateral, en las poderosas casas reales, como la británica y la holandesa, y entre el Vaticano y la iglesia cismática anglicana con la Reina Isabel a la cabeza. Todos ellos tienen en sus manos los designios de la humanidad, pero es cuestión de tiempo que las verdades ocultas salgan a la luz. Y la primera de estas verdades ya es de dominio público: vivimos en una plutocracia sustentada por un dinero ficticio basado en la burbuja de deuda. Y detrás de esta plutocracia se hallan las familias más ricas e influyentes del mundo al frente de los bancos más poderosos que manejan a la Reserva Federal: la familia Rothschild (Londres, Berlín e Israel), la familia Rockefeller (EE.UU. e Israel), la familia Morgan (Inglaterra), la familia Warburg (Alemania), la familia Lazard (Francia), la familia Mosés Israel Seif (Italia e Israel), la familia Kuhn Loeb (Alemania y EE.UU.), la familia Lehman Brothers (EE.UU.) y la familia Goldman Sachs (EE.UU.).

Esta burbuja de poder basada en el dinero-deuda en mano de esos “amos del mundo”, los que denomino “yoes plutocráticos” en mis libros, está a punto de explotar. Lo paradójico es que la crisis energética, la crisis ecológica, la crisis humanitaria y moral, la crisis político-institucional y la crisis geopolítica tienen todas ellas un denominador común: la crisis del sistema capitalista sustentada en la farsa financiera que ha dominado a la humanidad durante décadas, y más profundamente desde que se derogó la Ley Glass-Steagall el 12 de noviembre de 1999, cuya relajación en la regulación entre bancos comerciales y de inversión está en el origen de la crisis financiera desatada en 2007.

Cuando la verdad resplandezca en todos los rincones del mundo, las personas podremos, por fin, liberarnos de la esclavitud en la que nos tiene confinada el sistema capitalista de producción, artificiosamente sustentado por una minoría de personas carentes de valores morales. Algo grande se está cociendo. Y no me refiero sólo a la caída del tótem del dinero y el más que probable colapso financiero, ni al cambio en el sistema monetario con la vuelta al patrón oro, sino a una r-evolución de la conciencia colectiva en la creencia de que algún día todos nosotros podremos derrocar a la plutocracia imperante por una verdadera democracia participativa que vele por los intereses de la humanidad.